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El Caballo desde el mirador de la Rinconada de Nigüelas |
A pesar de
que le digan cerro, que parece cosa de accidente menor, El Caballo se
entretiene en tener 3.011 m.
según el mapa 1:25.000 del IGN. Inicia o termina la línea de cumbres en su
extremo SO. Es por altura y fama un segundón del Veleta cuyo perfil recuerda
vagamente y con el que a veces puede confundirse. Mirando desde el norte, desde
Granada, se identifica claramente porque es el que remata la sierra, el último
pico a partir del cual se inicia el descenso más o menos abrupto. Ese carácter
de segundón hace que casi siempre se prescinda de él en las fotografías. Lo
normal es tirar al bulto, al Mulhacén y al Veleta y prescindir del Caballo a
pesar de ser el pico dominante y más visible en algunas zonas de Granada. Me ha
costado, algo de, trabajo encontrar fotos suyas en mi archivo para poder ilustrar
su imagen desde distintos sitios y lugares.
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El Caballo desde la Boca de la Pescá |
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El Caballo desde el Cabañas |
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El Caballo desde el área de servicio de la autopista en Benalmádena (Está a la izquierda del Mulhacén) |
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El Caballo desde la Cañada del Sereno |
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El Caballo desde el Cerro del Sol |
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El Caballo desde Elorrieta |
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El Caballo desde el Cerro Huenes |
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El Caballo desde el Mulhacén |
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El Caballo desde la alberca de Lacra |
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El Caballo desde el Zaidín |
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El Caballo desde Sierra Blanca, con Málaga debajo. (Está a la derecha y debajo del Mulhacén) |
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El Caballo desde los Poyos de Monachil |
La ruta
elegida parte del mirador del Rinconada de Nigüelas. Para llegar allí hay que
atravesar el pueblo, lo que hicimos después de haber desayunado razonablemente
en el hotel Mayerling del Suspiro. Justo al cruzar el río Torrente empieza una
pista de tierra que en unos 15 Km. remonta un desnivel de
aproximadamente 1.200 m.
Como consecuencia una larguísima y lenta subida de continuas curvas y contra
curvas, de rampas fortísimas y tremendos tajos en los que se producen desprendimientos que, a veces, cortan el
camino. Exagerando un poco, me recordó el relato, exagerado, de Pedro Antonio
de Alarcón contando la subida que hizo en mulo desde Torvizcón a la Contraviesa
(Viaje a la Alpujarra). En nuestro caso el mulo mecánico ni se quejó ni se le
fueron pies ni dio problema alguno. Y como todo esfuerzo y movilización tiene
su recompensa, después de un buen rato de calamidades el camino sale de la
angostura y alcanza una zona alta y mucho más abierta donde, de golpe, se abre
el paisaje a las consabidas vistas espectaculares. El día estaba entreverado de
neblina con visibilidad mediana, la suficiente para asombrar.
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Camino de Nigüelas |
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Padul y su laguna |
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Nigüelas |
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Mondújar, Talará, Murchas, Melegís, Restabal |
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Salobreña y el mar |
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La Vega, Sierra Elvira, Moclín entre la niebla |
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Alineados el Trevenque, el Peñón de la Cruz sobre Prado Negro y Sierra Mágina |
Desde el
mirador donde se inicia el camino son poco menos de cinco Km. hasta arriba. Hay
algunas rampas fuertes, especialmente al principio, pero nada del otro mundo.
La mayor dificultad reseñable es que la subida es continua y sin calentamiento
previo, las cuestas empiezan justo al bajar del coche. En el último tramo la
vereda se pierde a menudo en el pedregal, siendo obligatorio orientarse con los pequeños
montones de piedras que la marcan. Lo ideal hubiera sido, tras hacer cumbre,
darse una vuelta por la laguna del Caballo y alrededores. No lo hicimos por
falta de tiempo pues teníamos que explorar un restaurante recomendado de Dúrcal.
El día parecía bueno. Apenas alguna nube
enredada en las alturas que no parecían de cuidado (luego resultó lo
contrario). Sobre el invierno terriblemente seco, ni siquiera una pequeña
tormenta, poco que decir: está tan seco el campo que parece oirse a las plantas
quejarse. Hace falta agua. Conforme subíamos, la niebla crecía allí arriba.
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Mirador de la Rinconada de Nigüelas |
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La subida, desde el primer momento |
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Dejando a nuestra espalda el Valle, Almijara, Pico del Lucero, La Maroma... |
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A la izquierda, Granada |
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El piornal sobreviendo a la sequía |
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Se asoma en el horizonte la parte de Quesada, el Rayal, el Cabañas... La niebla impidió luego una vista mejor |
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Asoma también un viejo conocido |
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Parece que cada vez hay más nubes |
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Cada uno a su ritmo |
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Estamos llegando a las nubes |
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La verea desaparece en un pedregal de aspecto lunar (según cuentan porque yo no he estado) |
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Ultimas subidas |
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Dentro de las nubes |
Las vistas
desde el Caballo son inmensas según refieren y he visto en fotos de otros: El río
Lanjarón y las lagunas que lo acompañan, Mulhacén y Veleta, los barrancos
bajando "desde la nieve al trigo"... Nosotros no vimos nada,
completamente cegados por la niebla. Una excusa para subir el año próximo. De
cuando el cuando abría algo la espesura ofreciendo visiones fantasmagóricas del
paisaje alrededor.
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La Loma de Cáñar entre la niebla |
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Laguan y refugio del Caballo |
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El río Lanjarón |
Y la bajada.
El que no sabe puede pensar que no precisa esfuerzo y que puede uno bajar
tranquilamente mirando a un lado y al otro, entreteniéndose con esta planta o
aquella vista... Error, son el tormento de las rodillas y los amortiguadores.
Las pocas veces que tengo agujetas vienen de rutas con fuertes y largas
bajadas. Pero algo bueno tienen, que ya se adivina el bar y sus cosas. Al olor
de la cerveza los últimos metros son al trote cochinero.
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Bajamos |
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Salimos de las nubes |
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Los Alayos vistos por la espalda |
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Pobres rodillas! |
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Ya se ve abajo el coche |
Trote
cochinero el del coche saltando la pista abajo camino de Dúrcal. Fernando López
Rejón nos había recomendado el mesón El Puente, a la salida del pueblo. Mesón
de toda la vida pero en nuevas manos. Íbamos algo escamados por la cosa mediterránea-fusión,
escaldados por alguna terrible experiencia moderna que sufrimos anteriormente en
la zona pero, confiando en el recomendador, allí que acudimos. Un aspecto
antiguo de mesón de carretera de los de toda la vida, junto al puente que cruza
el río Dúrcal, debajo del puente de lata del viejo tranvía, con una agradable
terraza. Y sí, un toque nuevo o moderno superpuesto a la base añeja. La tapa de ensaladilla de la
primera cerveza nos resolvió cualquier duda. Compran mercancía a pequeños productores de la tierra
lo que además de buen sabor le da a la comida un cierto encanto además de sabor.
A partir de la primera cerveza un tomate del lugar aliñao, queso de oveja de
Diezma y croquetas de espinacas. Todo muy rico. La tempura de langostinos y
verduras crujiente y rica, nada que ver con los mazacotes de rebozados malos
que sirven en algunos sitios. La carne, rica, tierna, con sabor y en el punto
que la pedimos. El vino de Cogollos de Guadix, muy agradable. Los postres caseros
también nos gustaron mucho. Nos atendió, magníficamente, Gloria que lleva el
negocio con mucha gracia y cabeza. Terminamos discutiendo de economía rural.
Para colmo, tienen 103 que es la "coñada insignia" de este alegre
grupo excursionista. Repetiremos.
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Tan contentos en la terraza |
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Con la satisfacción del deber cumplido |
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Crujiente |
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Que rica la carne |
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La cosa del chocolate |
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Café y 103 |
¡ Chapeaux !
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