El
anunciado temporal de aire polar, con una cota de nieve prevista en torno a
los 500 o 600 metros, nos obligó a
cambiar la programación, huir de las alturas y escapar del hielo, de la niebla
y la ventisca. La única zona cercana que se libraría de los elementos sería la
costa. Pero esa es comarca de pocos
senderos, pocos caminos y muchos ladrillos. La ruta de los acantilados de Maro
y Cerro Gordo ya la habíamos hecho y no era fácil encontrar otra con las
condiciones requeridas de atractivo, naturaleza, esfuerzo, etc. Casi por
casualidad y en el último momento dimos con esta que saliendo de Ítrabo sube
hasta el cerro de la Guindalera y la vuelta.
Aunque
salimos de Granada con nubes y con un par de copillos mal contados, conforme
nos acercábamos a la costa mejoraba el día y más se imponía el sol. Aparcamos
en la zona alta del pueblo y empezamos a andar rodeados de chirimoyos y
nísperos, algunos limoneros y unos cuantos invernaderos de plástico. No reparamos en la predicción del viento que
anunciaba ventoleras y rachas huracanadas y como justa penitencia lo sufrimos en
el viaje con los zarandeos que sufría el coche y en toda la caminata.
Antes de seguir, me gustaría comentar que el último guerrillero-maqui muerto en la provincia de Jaén, en Quesada, fue Manuel Calderón, el Ramiro, de la partida de Pablo el de Motril, era natural de Ítrabo. Murió camino de Francia en 1952 cerca del Tranco del Lobo en la Sierra del Pozo. Por allí, cerca, anduvimos el otoño pasado en una ruta pasada por agua (ver ruta)
 |
Ítrabo |
 |
Otra vista del pueblo |
 |
Chirimoya en el árbol |
 |
El pueblo, la balsa, los chirimoyos |
El
sendero de Ítrabo a la Guindalera tiene unos 12 kilómetros ida y
vuelta. Es corta y sin complicaciones salvo porque es una larga y continua
pendiente de fuertes rampas que empiezan ya al principio, sin aviso ni
calentamiento previo. 750
metros de desnivel.
Con
mucha rapidez se va ganando altura, dejando atrás los cultivos subtropicales,
que se sustituyen por monte bajo y ya arriba por castaños, cerezos y viñas.
 |
Cuestas desde el primer momento |
Sube
el carril, a trechos encementado, por la llamada sierra de Bodíjar o del
Chaparral, que en 2002 sufrió un terrorífico incendio. Fue en noviembre, cuando
ya parecía pasada la época normal para estos sucesos en la sequía del verano.
Desapareció con el fuego un gran pinar de pinos piñoneros que protegían las
escarpadas laderas y del que quedan solo algunos ejemplares viejos, individuos aislados
y pequeños grupos en rincones resguardados del fuego. Hoy ocupa el vacío un
espeso monte bajo pero lleno también de pinillos jóvenes, algunos ya de cierto
porte, que fueron sembrados de forma natural a medida que el calor de las
llamas reventaba las piñas. Sin embargo, malamente podremos, al menos los que
tenemos una edad, volver a ver el gran pinar totalmente recuperado.
 |
Pinos aislados, restos del incendio |
 |
Aun quedan troncos calcinados |
 |
Al fondo arriba La Guindalera |
 |
Monte bajo |
Nuestra
subida sin ser terrible tuvo una cierta dureza acentuada por el viento, tan
desagradable y molesto. Pero para compensar, de cuando en cuando ese mismo
viento nos traía copos de nieve levantados en las sierras cercanas y traídas en
vuelo bastantes kilómetros hasta dar a caer en nuestras cabezas. Son nevadas sin nubes, con cielo azul y a
pleno sol.
 |
De fondo el mar durante toda la subida |
A
pesar del temporal de invierno, aquí tan cerca del mar (siempre presente de
fondo, cerrando el horizonte) ya eran visibles los primeros anuncios de
primavera. No sólo estaban florecidos los almendros y las aulagas sino que en
un acelerado calendario, vimos incluso algunas flores de jara, más propias de
abril y mayo. Eran indicios falsos y traicioneros. Al llegar a los altos y
pasar a la vertiente contraria, la que da al norte y a Sierra Nevada, el
invierno volvió a dar la cara. Un
furioso viento norte, con rachas muy fuertes y gélidas, hacía muy desagradable
permanecer allí mucho tiempo. Subimos al trote las últimas rampas, nos asomamos
al mirador y rápidamente corrimos a refugiarnos en el carasol donde el huracán
era más soportable. Fue una pena porque una de las gracias de la excursión son
las vistas.
 |
Candilillo, Aristolochia baetica |
 |
Almendros |
 |
Flor de jara, cistus ladanifer |
Arriba,
en el cerro de la Guindalera, cambia el paisaje y los cultivos. No son cumbres pedregosas y afiladas sino
relativamente suaves y alomadas, sembradas de viñas y de cerezos, salpicadas de
castaños que se recortan contra el fondo blanco de Sierra Nevada.
El
cerro de la Guindalera tiene 1.073 metros y no siendo cumbre picuda sí es bastante
prominente, sin obstáculos cercanos, por
lo que el campo de visión es de casi 360ª.
Hacia el norte el valle de los Guájares, Sierra Nevada y los primeros pueblos de la Alpujarra: Cáñar, Carataunas, Soportújar… Pudimos ver como en las alturas de la Sierra el temporal si estaba bien agarrado. Las nubes y la ventisca bajaban por las laderas dejando ver a trechos paisajes helados.
Siguiendo el giro visual, por el este el Guadalfeo y la Sierra de Lújar, por el oeste la de Almijara, haciendo ya linde con Málaga. Y al sur, aunque queda mejor descrito diciendo debajo, la costa, la Vega de Salobreña sembrada antiguamente de caña de azucar y ahora de invernaderos y feos edificios playeros.
 |
Al fondo la Alpujarra |
 |
Últimas rampas de subida |
 |
Castaños |
 |
Cáñar, Soportújar, Carataunas |
 |
La costa de Torremolinos y Benalmádena |
 |
Puerto de Motril |
 |
Salobreña y Molvízar |
 |
Añadir leyenda |
 |
A lo lejos, el temporal que avanza |
 |
Sierra Almijara |
Y
de fondo, a todo lo ancho del horizonte, el mar. El mar de Alborán acaparando
las vistas y al contraluz, los barcos que van y que vienen del Estrecho. A lo lejos, el frente de
lluvias que nos había cruzado la noche anterior se adentraba en África haciendo
de límite entre el mar y el cielo.
 |
El mar de Alborán |
 |
Barcos |
 |
Barcos |
La
comida en Salobreña, debajo del castillo y a la vista del Peñón, en la playa,
con el ritmo hipnótico de las olas. 16 grados, tarde tibia y soleada ahora
tranquila y ya casi sin viento. Media hora después, subiendo a Granada, cero
grados y una intensa nevada.
 |
Coñada |
 |
El Peñón de Salobreña desde la playa |
 |
El Peñón de Salobreña desde la Guindalera |
 |
16º de temperatura |
 |
Empieza a nevar |
 |
A poco menos de media hora de la playa, 0º |
 |
Pudimos llegar bien |
No hay comentarios:
Publicar un comentario