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viernes, 13 de febrero de 2015

Ítrabo-La Guindalera



El anunciado temporal de aire polar, con una cota de nieve prevista en torno a los  500 o 600 metros, nos obligó a cambiar la programación, huir de las alturas y escapar del hielo, de la niebla y la ventisca. La única zona cercana que se libraría de los elementos sería la costa. Pero esa es  comarca de pocos senderos, pocos caminos y muchos ladrillos. La ruta de los acantilados de Maro y Cerro Gordo ya la habíamos hecho y no era fácil encontrar otra con las condiciones requeridas de atractivo, naturaleza, esfuerzo, etc. Casi por casualidad y en el último momento dimos con esta que saliendo de Ítrabo sube hasta el cerro de la Guindalera y la vuelta.

Aunque salimos de Granada con nubes y con un par de copillos mal contados, conforme nos acercábamos a la costa mejoraba el día y más se imponía el sol. Aparcamos en la zona alta del pueblo y empezamos a andar rodeados de chirimoyos y nísperos, algunos limoneros y unos cuantos invernaderos de plástico.  No reparamos en la predicción del viento que anunciaba ventoleras y rachas huracanadas y como justa penitencia lo sufrimos en el viaje con los zarandeos que sufría el coche y en toda la caminata.  

Antes de seguir, me  gustaría comentar que el último guerrillero-maqui muerto en la provincia de Jaén, en Quesada, fue Manuel Calderón, el Ramiro, de la partida de Pablo el de Motril, era natural de Ítrabo. Murió camino de Francia en 1952 cerca del Tranco del Lobo en la Sierra del Pozo. Por allí, cerca, anduvimos el otoño pasado en una ruta pasada por agua (ver ruta)

Ítrabo

Otra vista del pueblo

Chirimoya en el árbol

El pueblo, la balsa, los chirimoyos


El sendero de Ítrabo a la Guindalera tiene unos 12 kilómetros ida y vuelta. Es corta y sin complicaciones salvo porque es una larga y continua pendiente de fuertes rampas que empiezan ya al principio, sin aviso ni calentamiento previo. 750 metros de desnivel.

Con mucha rapidez se va ganando altura, dejando atrás los cultivos subtropicales, que se sustituyen por monte bajo y ya arriba por castaños, cerezos y viñas.

Cuestas desde el primer momento


Sube el carril, a trechos encementado, por la llamada sierra de Bodíjar o del Chaparral, que en 2002 sufrió un terrorífico incendio. Fue en noviembre, cuando ya parecía pasada la época normal para estos sucesos en la sequía del verano. Desapareció con el fuego un gran pinar de pinos piñoneros que protegían las escarpadas laderas y del que quedan solo algunos ejemplares viejos, individuos aislados y pequeños grupos en rincones resguardados del fuego. Hoy ocupa el vacío un espeso monte bajo pero lleno también de pinillos jóvenes, algunos ya de cierto porte, que fueron sembrados de forma natural a medida que el calor de las llamas reventaba las piñas. Sin embargo, malamente podremos, al menos los que tenemos una edad, volver a ver el gran pinar totalmente recuperado.

Pinos aislados, restos del incendio

Aun quedan troncos calcinados

Al fondo arriba La Guindalera

Monte bajo


Nuestra subida sin ser terrible tuvo una cierta dureza acentuada por el viento, tan desagradable y molesto. Pero para compensar, de cuando en cuando ese mismo viento nos traía copos de nieve levantados en las sierras cercanas y traídas en vuelo bastantes kilómetros hasta dar a caer en nuestras cabezas.  Son nevadas sin nubes, con cielo azul y a pleno sol.

De fondo el mar durante toda la subida


A pesar del temporal de invierno, aquí tan cerca del mar (siempre presente de fondo, cerrando el horizonte) ya eran visibles los primeros anuncios de primavera. No sólo estaban florecidos los almendros y las aulagas sino que en un acelerado calendario, vimos incluso algunas flores de jara, más propias de abril y mayo. Eran indicios falsos y traicioneros. Al llegar a los altos y pasar a la vertiente contraria, la que da al norte y a Sierra Nevada, el invierno volvió a dar la cara.  Un furioso viento norte, con rachas muy fuertes y gélidas, hacía muy desagradable permanecer allí mucho tiempo. Subimos al trote las últimas rampas, nos asomamos al mirador y rápidamente corrimos a refugiarnos en el carasol donde el huracán era más soportable. Fue una pena porque una de las gracias de la excursión son las vistas.

Candilillo, Aristolochia baetica

Almendros


Flor de jara, cistus ladanifer





Arriba, en el cerro de la Guindalera, cambia el paisaje y los cultivos.  No son cumbres pedregosas y afiladas sino relativamente suaves y alomadas, sembradas de viñas y de cerezos, salpicadas de castaños que se recortan contra el fondo blanco de Sierra Nevada.

El cerro de la Guindalera tiene 1.073 metros y no siendo cumbre picuda sí es bastante prominente, sin obstáculos cercanos,  por lo que el campo de visión es de casi 360ª.


Hacia el norte el valle de los Guájares, Sierra Nevada y los primeros pueblos de la Alpujarra: Cáñar, Carataunas, Soportújar… Pudimos ver como en las alturas de la Sierra el temporal si estaba bien agarrado. Las nubes y la ventisca bajaban por las laderas dejando ver a trechos paisajes helados.

Siguiendo el giro visual, por  el este el Guadalfeo y la Sierra de Lújar, por el oeste la de Almijara, haciendo ya linde con Málaga. Y al sur, aunque queda mejor descrito diciendo debajo, la costa, la Vega de Salobreña sembrada antiguamente de caña de azucar y ahora de invernaderos y feos edificios playeros.


Al fondo la Alpujarra

Últimas rampas de subida

Castaños

Cáñar, Soportújar, Carataunas

La costa de Torremolinos y Benalmádena



Puerto de Motril

Salobreña y Molvízar




Añadir leyenda

A lo lejos, el temporal que avanza

Sierra Almijara


Y de fondo, a todo lo ancho del horizonte, el mar. El mar de Alborán acaparando las vistas y al contraluz, los barcos que van y que vienen  del Estrecho. A lo lejos, el frente de lluvias que nos había cruzado la noche anterior se adentraba en África haciendo de límite entre el mar y el cielo.


El mar de Alborán



Barcos

Barcos


La comida en Salobreña, debajo del castillo y a la vista del Peñón, en la playa, con el ritmo hipnótico de las olas. 16 grados, tarde tibia y soleada ahora tranquila y ya casi sin viento. Media hora después, subiendo a Granada, cero grados y una intensa nevada.


Coñada

El Peñón de Salobreña desde la playa

El Peñón de Salobreña desde la Guindalera

16º de temperatura

Empieza a nevar

A poco menos de media hora de la playa, 0º

Pudimos llegar bien





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