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La lumbre del bar El Pastor, en Tocón |
* (Al final hay un fichero descargable con la ruta en formato kml)
El
invierno está resultando largo como todos los inviernos normales. Y por culpa
de las inclemencias del tiempo llevábamos varias semanas huyendo de las alturas
y de los hielos y refugiándonos en rutas de comarcas benignas. Pero como cada
estación hay que disfrutarla, en realidad añorábamos la pura idea del invierno,
deseábamos la chimenea y la lumbre, la melancolía del pequeño bar decididamente
rural, la luz tenue de la aldea desierta. Dicho de otro modo, había que volver
al bar El Pastor en Tocón de Quéntar. Como teníamos pendiente una ruta circular
con salida y llegada en su misma puerta, allí que nos fuimos. Día 11 de febrero
de 2015.
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La salida de Tocón |
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Los primeros kilómetros son por umbría, remontando el río |
La
ruta es de unos 12,5 Km.,
con las pendientes necesarias para no ser excursión pero con las justas para
tampoco ser un "reventaero". No está señalizado el camino y hay que
hacer unos 500 metros
campo a través pero no tiene mayor dificultad y discurre casi siempre por pistas
de tierra. Los inconvenientes previsibles, la nieve y el hielo, fueron pocos porque
de este no había y aquella estaba suave y cómoda de andar. Con lo que no
contábamos era con el barro. El inicio del deshielo, especialmente en los
últimos kilómetros ya cerca de Tocón, había dejado un barrizal tremendo que
hacía el andar desagradable y resbaladizo el andar. El día fue muy claro. Frío
en las sombras pero templado al sol. Uno de esos días de febrero que avisan de
que quiere llegar la primavera.
Es
Tocón una pedanía de Quéntar que no llega a los cien habitantes. Perdido entre
Sierra Nevada y la de Huétor, entre Guadix y Granada, es lugar poco accesible y
remoto, hasta no hace excesivos años no tenía siquiera carretera asfaltada. Su
posición es estratégica pero rodeada de montes desolados. Por eso de siempre ha
sido terreno fácil para las gentes levantiscas echadas al monte. Lo fue con los
moriscos monfíes y después con los guerrilleros maquis. Inmediatamente antes,
frente militar e ideológico con las milicias anarquistas. El paisaje es duro y
áspero. Barrancos y crestas sucediéndose hasta el horizonte, vegetación a veces
reseca en las solanas a veces frondosa en las riberas húmedas. Los viejos
pinares están muy menguados por los salvajes incendios pasados. Viejos pinos
solitarios conviven con pinos jóvenes nacidos después del fuego y con monte
bajo oportunista que ocupa el sitio del viejo bosque. Es un lugar que literariamente no daría para
novelas pastoriles pero si para historias de celos y crímenes, de guerras y
vidas dramáticas.
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Por fin el sol |
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Repoblando por cuenta del honrado contribuyente alemán!!! Canallas... |
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Agua, nieve y reflejos |
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Cerca de la cortijada de los Agustinos (por la que no se pasa) |
Luis
del Mármol Carvajal no menciona a Tocón en su "Historia del Rebelión..." pero
si a Quéntar, Dúdar y Güejar y los numerosos hechos de armas que en la zona se
dieron. Además de cuantiosas otras menciones, dedica a esta zona un capítulo
completo: "Como los lugares de Güejar, Dúdar y Quéntar, se alzaron y don Juan
de Austria mandó retirar los vecinos de Pinos y Monachil a la vega de
Granada".
Aunque
según he oído, o leído, en la cercana cortijada de Agustinos se dieron
episodios de guerrilla durante la invasión napoleónica, fue en 1936 cuando
volvió la guerra a estos términos. Y es que tras la sublevación militar de
julio, el anarquista albaicinero pero residente en Alicante, Manuel Maroto del Ojo, formó con elementos en
su mayoría adscritos a la FAI, una
columna miliciana y asamblearia con la que intentó recuperar Granada. Se
estableció en El Molinillo y aquí en Tocón participando en distintas acciones
por la parte de Güejar, así como en las acciones de enero de 1937 que
intentaron, infructuosamente, distraer el ataque italiano a Málaga. Llegó a las
mismas puertas de Beas, ya a tiro de Granada pero tuvieron que desistir del
avance por falta de munición y de interés y apoyo real del mando militar del
Ejército de la República. Esto lo que dice una biografía, de marcado carácter
hagiográfico, titulada "Maroto el Héroe" y que al final se cita. El
caso es que por culpa del Gobierno o por lo que fuera decidieron posponer la
Guerra e iniciar la Revolución extendiendo el comunismo libertario por la
comarca. Según otras lecturas menos entusiastas, las pocas balas que le
quedaban las usó en estas tareas ideológicas. Ya en otra entrada del blog (enlace) he dicho que para mi que en
este frente lo más seguro fue la primera línea de fuego porque la mayor parte
de los muertos murieron en la retaguardia.
Las
tierras montunas por las que andamos se prestan en verdad a echarse al monte.
Fue por eso que tras la derrota de la República numerosos fugitivos, huyendo de
la represión, por aquí lo hicieron. Fue el caso de Juan Francisco Medina
García, el Yatero. Natural de Tocón su alias de guerra le venía por ser oriundo
de Yátor. Fue oficial del Ejercito Popular y el mes de marzo de 1939 se
encontraba de permiso en Tocón, donde le sorprendió el final de la guerra. Fue
detenido y recluido en el campo de concentración de la Espartera en Benalúa. Tras
fugarse de su encierro se refugió en los montes de Tocón y llegó a formar una partida guerrillera
famosa. Durante bastantes años trajo de
cabeza a las autoridades hasta que la situación se hizo insostenible. Llegado
ese momento se hizo de documentación falsa y salió de Granada en tren con
destino Madrid. Desde allí y tras distintas peripecias cruzó los Pirineos
exiliándose hasta su muerte en Francia. Que pena que tantas vidas
cinematográficas se pierdan en el oscuro rincón del olvido donde este país ha
escondido su historia. Porque no fue el único ni mucho menos. Lo cito aquí por
aquello de ser de Tocón.
Pero
esta ruta no sugiero sólo hechos dramáticos. Además de unas vistas grandiosas
de la Sierra, de rincones amenos y de un paisaje cambiante que nunca aburre, hay
otros restos más pacíficos y productivos del pasado. A pocos kilómetros de
Tocón se pueden ver unos postes de hormigón que forman el tendido eléctrico
construido para llevar la electricidad
desde la central del Dílar hasta la fábrica de pasta de papel La Espartera, en
Benalúa (utilizaba el esparto como materia prima, de ahí su nombre). En su
momento este tendido fue un portento. Por su longitud y por ser el primero que
en esta zona usaba el hormigón y no la madera para los postes. Ya en otra
entrada (enlace) he hablado de esta singular aventura industrial de principios
del siglo veinte. No es la primera vez que nos cruzamos con el en nuestras
excursiones ni será la última.
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El tendido eléctrico de la Espartera |
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No había hielo y la nieve se pisaba bién |
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La zona de Los Padules |
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Detalle de la zona anterior |
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Los "sabeores de vereas" discutiendo si aquello es o no es el Collado Alguacil... |
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El Calar y el Toril, a la espalda, Güejar Sierra |
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Campo a través |
Y
después de tantas digresiones, llegamos al hueso de la excursión, el bar.
Porque habría que preguntarse si las caminatas y esfuerzos en realidad son algo
más que la tapadera y justificación del buen rato de las comidas y bebidas, de
las risas y las conversaciones. No sabría decirlo.
Después
del barro, como digo, llegamos al bar. Aunque hacía un día tibio y hubiéramos
podido comer al sol, nos refugiamos dentro, al abrigo de la lumbre, casi solos,
apenas compartiendo el local con un pastor de los Padules: "Aquí abajo no
ha nevado casi nada. Allí arriba ("Los
Paules" que decía él) sí que hay nieve". Es esta una vida apartada la
de los pastores allá en sus cortijos de la sierra. Sólo tras kilómetros de
malos caminos de barro y nieve en sus coches todoterreno llegan a la
"civilización". Civilización que no es otra que esta gran ciudad de
Tocón de Quentar donde pueden, en el bar
El Pastor, interactuar un rato con gente de su especie.
Por
nuestra parte todo bien, las costillas de orza, la morcilla, el chorizo, etc,
etc, etc. Y rebuscando alguno de nosotros mismos en las bateas del almacenillo,
una botella de güisqui del bueno, que por allí andaba perdida y sola, como los
demás habitantes del lugar.
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Tan contentos |
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Bajando a Tocón |
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A lo lejos el Majalijar |
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Las cancelas se dejan cerradas |
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Tocón en la solana, para huir del frío |
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Barrizal |
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Cervecita en la terraza del bar |
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tapa de albóndigas |
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El güisqui rescatado de su soledad y abandono |
muy guapo cada foto me traía un recuerdo solo que en mis tiempos no había cancelas que cerrar jajaja Un saludo Jesús Cebrian
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